Debido al medio ambiente y las condiciones de vida tradicionales de los turcomanos, las alfombras de fieltro (keche) eran y siguen siendo uno de los artículos más necesarios en el hogar. Las alfombras de fieltro eran asequibles y estaban disponibles para la gente común.
Se utilizaron láminas de fieltro para cubrir la vivienda nómada, la yurta, y para cubrir el suelo en su interior.
Todo el proceso de producción de alfombras de fieltro turcomanas es manual. El material básico utilizado es lana de oveja. El adorno se afieltra en el producto. Los artesanos, mientras están de rodillas, destrozan de un lado a otro un rollo de lana multicolor. De vez en cuando, se vierte agua caliente sobre el rollo. Se golpea y golpea con las palmas y los codos, para que las capas de lana se mantengan unidas. Así nace una nueva alfombra de fieltro.
Debido a la lana de oveja, la alfombra no solo mantiene calientes las instalaciones, sino que también mantiene a salvo la vivienda y sus habitantes.
Hoy en día, a pesar de los cambios drásticos en la forma de vida, sigue siendo un atributo muy importante del interior de la vivienda turcomana.