Las peleas de carneros, que se remontan a la antigüedad, han sido un espectáculo muy querido entre los pueblos de Asia Central. Es una tradición que siempre ha sido parte central de las celebraciones y reuniones festivas.
Antes de que comience la batalla, los carneros son cuidadosamente preparados: se les alimenta con una dieta especial, se les da mucho ejercicio y solo se eligen los animales más sanos y limpios para entrar en la arena. Los animales se alinean a solo cinco metros de distancia y, cuando se da la señal, cargan uno contra el otro con toda su fuerza, poniendo a prueba la resistencia de sus cráneos.
Estos intensos cabezazos son perfectamente naturales para los carneros, ya que su fisiología está diseñada para absorber tales impactos sin sufrir daño. Los espectadores se reúnen y apuestan con entusiasmo sobre qué carnero resistirá más golpes. Si ninguno de los animales retrocede después de 20 colisiones, ambos son recompensados. Y si uno puede resistir 30 golpes poderosos, gana el premio máximo: ¡un caballo!
La emoción aumenta a medida que la multitud aplaude, silba y patea el suelo, creando una atmósfera electrizante que impulsa a los carneros a luchar aún más. La tensión aumenta hasta que, finalmente, un carnero se rinde y admite la derrota, mientras que el dueño victorioso se aleja, reclamando con orgullo su premio en medio de los aplausos.
Este increíble espectáculo, rico en historia, sigue cautivando al público hoy en día. ¡No pierda la oportunidad de presenciar esta antigua tradición de cerca y sentir el poder del patrimonio cultural único de Turkmenistán!