Los niños turcomanos crecen en familias que valoran las tradiciones y la cultura de su gente. Asisten a escuelas donde se imparten materias de lengua turcomana y educación general. Además, los niños pueden participar en actividades extracurriculares y clubes donde practican deportes, música o arte.
La crianza de los niños en las familias turcomanas se basa en el respeto por los mayores, la adhesión a las tradiciones y las costumbres religiosas. Los niños aprenden a ser disciplinados, responsables y respetuosos con los demás.
Los niños turcomanos también participan activamente en fiestas nacionales y eventos tradicionales, donde interpretan canciones y bailes folclóricos. También pueden usar ropa tradicional, como atuendos blancos para niños y vestidos coloridos para niñas.
En general, los niños turcomanos crecen en un entorno cultural rico en el que aprenden a apreciar su nacionalidad y las tradiciones de su gente. Tienen la oportunidad de desarrollarse como individuos y mantener su identidad en un mundo donde la globalización es cada vez más frecuente.