En los albores del siglo XX, Turkmenistán, como muchas regiones de Asia Central, enfrentó cambios significativos en la educación. Sin embargo, el camino hacia la igualdad estaba lejos de ser fácil.
Durante muchos años, el acceso a la educación de las niñas fue limitado debido a creencias tradicionales y culturales arraigadas. Muchos hombres se resistieron a la idea de educar a las niñas, creyendo que su lugar estaba en casa y no en un aula.
En Turkmenistán, la situación era particularmente difícil. A principios de la década de 1900, el porcentaje de niñas que asistían a la escuela era marcadamente menor en comparación con los niños. Por ejemplo, en 1901, solo el 14,2% de las niñas estaban matriculadas en la escuela, mientras que la tasa de los niños era significativamente mayor.
A pesar de la resistencia, comenzaron a surgir cambios positivos. El establecimiento de nuevas escuelas e instituciones educativas marcó un progreso significativo. En 1901, por ejemplo, se inauguró el primer gimnasio para niñas en Ashgabat, que brindó a las niñas oportunidades educativas que antes no estaban disponibles para ellas.
Activistas gubernamentales y comunitarios también comenzaron a tomar medidas para mejorar la situación. Este fue un paso crucial hacia mejores condiciones educativas y la ampliación de oportunidades para las mujeres en la región.
Estos cambios sentaron las bases para futuros avances en educación y derechos de las mujeres en Turkmenistán. La historia de este período nos recuerda la importancia de continuar la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades, a pesar de las resistencias y obstáculos.