En la mañana de invierno de 1881, un evento notable quedó grabado en la historia: la batalla de Geok – Tepe. La fortaleza de Geok-Tepe en Turkmenistán enfrentó un asalto de las fuerzas rusas dirigidas por el general Mikhail Dmitrievich Skobelev.
Valientes defensores de la fortaleza se encontraron en medio de una tempestad ardiente. Pero las mujeres Tekin, no solo siendo madres e hijas, se convirtieron en parte integral de esta batalla. No solo protegieron a sus hijos de los bombardeos, sino que también se unieron a la lucha junto a los hombres, dispuestos a sacrificar sus vidas para proteger su hogar y su patria.
Incluso sus adornos de plata parecían armaduras, pero los usaban no solo como adornos, sino como símbolos de su propia fuerza y determinación. En las noches oscuras y sin luna, emprendían atrevidas salidas nocturnas, como verdaderas Amazonas y valquirias, llevando consigo el espíritu de inquebrantable determinación.
Esta historia nos recuerda que el feminismo no se trata solo de luchar por los derechos de las mujeres, sino también de coraje, determinación y la capacidad de actuar junto a los hombres cuando se trata de defender la familia y la patria.