El mausoleo de Zengi Baba, un monumento espiritual de los siglos X al XII. En la mitología turcomana, Zengi Baba es venerado como el santo y protector del ganado, una figura profundamente ligada a la fertilidad, la prosperidad y el ritmo sostenido de la vida.
Se encuentra en el antiguo asentamiento de Murche deep, en la región de Ahal, Turkmenistán. Old Murche es un susurro olvidado de la antigüedad, fundado ya en el período parto (siglo III a. C.-siglo III d. C.).
Pero son las afueras del sur de Murche las que mantienen su verdadero núcleo místico: el santuario del fuego, conocido como Garry Khodja Otly Alov (“Antigua Luz Sagrada del Fuego”). Aquí, dos círculos concéntricos de piedra marcan un templo de fuego preislámico, haciéndose eco de los rituales del zoroastrismo, donde el fuego simbolizaba la pureza y la presencia divina.
Cerca de allí, las puertas sagradas alguna vez sirvieron como pasadizos para los difuntos y los espacios enfermos donde los vivos buscaban el perdón y los enfermos buscaban la curación.
En la tradición turcomana tradicional, especialmente en regiones como Khorezm, las vacas eran símbolos de abundancia. Los lugareños creían que “Sygyr-Bulak” — “La Vaca es un Manantial”): las vacas traían prosperidad. Las ceremonias que involucraban toros se llevaban a cabo antes de canalizar el agua del Amu Darya, y la leche se consideraba tan sagrada que no se podía vender, solo se daba libremente. Incluso hoy en día, la leche y sus productos son tratados con cuidado ritual y protección contra las “fuerzas inmundas de la noche.”
Las leyendas hablan de concursos entre Zengi Baba y santos que protegían camellos y caballos. La vaca, siempre subestimada, gana: regresa a casa sin pastor, atraviesa terrenos fangosos mejor que un caballo y trae bendiciones tranquilas dondequiera que camina.
Murche es más que un sitio, es un portal. Un lugar donde el fuego una vez sanó, donde la tierra acunó mitos y donde las mujeres, portadoras de vida y nutridoras, encuentran resonancia ancestral en el suelo sagrado.
Únase a nosotros en un viaje a Murche viejo — caminar entre el mito y la memoria.